PROPIOCEP…¿CUAAAAL, QUÉÉÉ??? Esto es lo que pasa por la cabeza de muchos pacientes cuando les hablo de que su patología esta en un punto en el que tenemos que comenzar a entrenar la propiocepción.
Como estoy seguro de que muchos de vosotros no tenéis ni idea de lo que significa la propiocepción. Voy a intentar explicarlo de la manera más comprensible posible, ya que es un tema muy importante y a menudo olvidado en las fases de recuperación, sobre todo de esguinces de miembro inferior ya sea tobillo o rodilla.
Comencemos con la definición técnica:
“La propiocepción es el sentido que nos permite percibir la ubicación, el movimiento y la acción de las partes del cuerpo. Abarca un conjunto de sensaciones, incluyendo la percepción de la posición de las articulaciones y su movimiento, la fuerza muscular, y el esfuerzo. Estas sensaciones se originan de las señales de los receptores sensoriales en el músculo, la piel y las articulaciones, y señales centrales relacionadas con los estímulos motores. La propiocepción nos permite juzgar los movimientos de las extremidades y posiciones, fuerza, pesadez, rigidez y viscosidad. Se combina con otros sentidos para localizar objetos externos en relación con el cuerpo y contribuye a la imagen corporal. La propiocepción está estrechamente vinculada con el control de movimiento “.
Vamos a intentar simplificarlo:
Propiocepción es el sentido que informa a tu cabeza de dónde están las diferentes partes de tu cuerpo y sus movimientos, o dicho de otra manera , es el sentido que te permite saber dónde está una parte determinada de tu cuerpo sin tener que mirarla, así pues podríamos decir que la propiocepciones la percepción de uno mismo
Para ello nuestro cuerpo utiliza un sistema muy complejo para lograrlo. La propiocepción influye en nuestras vidas en cada momento del día, pero sobre todo en los movimientos deportivos difíciles, donde la coordinación es esencial. En realidad, la coordinación es el resultado del buen funcionamiento del sistema propioceptivo.
Tenemos que tener en cuenta que no existe un solo órgano de la propiocepción, sino que todo el sistema nervioso se encarga de este sentido. El sistema propioceptivo consta de receptores llamados propioceptores que se encuentran en los músculos, la piel y las articulaciones. Estos propioceptores pueden, por ejemplo, sentir la tensión y estiramiento y enviar esta información al cerebro donde se procesa para decidir el comando (contracción o relajación) que debe ser enviado a los músculos, a fin de producir el movimiento deseado.
En Neurología se definen dos tipos de propiocepción: consciente, controlada por el cerebro, e inconsciente, controlada por el cerebelo.
Vamos a intentar explicar esto con un ejemplo : seguro que a todos nos han hecho la prueba de tocarnos la nariz con el dedo índice con los ojos cerrados esto seria un ejemplo de propiocepcion consciente.
Un ejemplo de propiocepcion inconsciente seria todo lo que ocurre en tu cuerpo cuando corres , montas en bicicleta , eskias etc… en un principio necesitas que sea consciente y luego tu cuerpo es capaz de hacerlo de manera incosciente, controlado por el cerebelo.
Además, los propioceptores pueden producir reflejos protectores. Por ejemplo, el “reflejo de estiramiento” protege a los músculos y tendones de lesionarse, acortando la longitud del músculo cuando se estira demasiado y así evitando un desgarro muscular o tendinoso.
La capacidad propioceptiva se puede ver alterada por diferentes causas: Por ejemplo, los esguinces de tobillo o muchas otras lesiones relacionadas con el deporte te hacen perder propiocepción. De ahí que sea una herramienta muy importante en la recuperación y readaptación de este tipo de lesiones y que en FisioFtness somos conscientes de su importancia y realizamos dentro de nuestros tratamientos.
Las personas que sufren un derrame cerebral ven afectados su equilibrio y coordinación y, por tanto, la propiocepción. Si estás en una de estas situaciones y pierdes propiocepción, serás más propenso a volver a lesionarte y/o caerte, al tener alterada la percepción de tí mismo.
La capacidad propioceptiva puede ser entrenada a través de ejercicios específicos, que son recomendables después de cualquier lesión, así como método preventivo.
Una manera de mejorar tu propiocepción es, por ejemplo, hacer ejercicios sobre superficies irregulares e inestables, o plataformas inestables, con la supervisión de un fisioterapeuta, que gradua la cantidad e intensidad del reentrenamiento propioceptivo según tu patología y estadio de la misma.